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Conocer y comprender el concepto es el primer paso para empezar a modificar nuestras actividades diarias de consumo.

El más mínimo acto de consumo que llevamos a cabo en nuestra cotidianidad deja una marca en el medio ambiente. La huella hídrica es la marca del agua que se encuentra detrás de cada producto.

En el marco del primer Congreso Internacional del Agua en San Luis, la Dra. Ana Carolina Herrero explicó que “el concepto obliga a reflexionar y tomar conciencia de la magnitud del recurso que se utiliza para hacer, no sólo un producto alimenticio, sino también, por ejemplo, un jean”.

“La huella hídrica visibiliza el `agua virtual´ que no vemos pero que se moviliza a través de diferentes rubros”, sintetiza Herrero respecto del abismo que existe entre lo que consumimos y los litros de agua que se usan en ese consumo. Es por ello que, conocer el indicador, permite tomar consciencia de la situación.

La medición de la huella hídrica no es sencilla ya que se requieren contar con los valores de agua que se ponen en juego durante todo el proceso de elaboración de un producto. Herrero propuso el siguiente ejemplo: Si uno toma un pocillo de café y se pregunta cuál es su huella hídrica, deberá realizar un recorrido que abarque la cantidad de agua necesaria para el riego de los granos, el proceso de embalaje, su posterior aparición en un comercio y, finalmente, la mesa del consumidor. Considerando todo este desarrollo, aquel pocillo de café implicó el consumo de 140 litros de agua.

¿Para qué sirve entonces el indicador? No sólo para medir la huella hídrica de un producto sino también la de una empresa y un país. En este sentido, el concepto de soberanía alimentaria no sólo implica que una población disponga de alimentos en cantidad sino también en calidad. Para ello, la huella hídrica permitiría dar a conocer a los habitantes la marca de agua de cada producto y la posibilidad de elección consciente del mismo.

La huella hídrica es un indicador de importancia para la Argentina por ser el cuarto país exportador de agua a nivel mundial, luego de Canadá, Estados Unidos y Australia.  A través del cultivo y la materia prima, la Argentina exporta el recurso a países de África, Asia y Europa. Al respecto, Herrero destacó que “el 75% de los productos que consume un europeo proviene de agua que se produjo en otros países”.

El indicador resulta además de relevancia para concientizar y buscar estrategias en torno a dos problemáticas. Por un lado, el hecho de que las 2.700 calorías diarias que necesita una persona dentro de una dieta alimentaria básica, equivale a 4.300 litros diarios de agua por persona que se encuentran detrás de esos alimentos. Ante ello, debe tenerse en cuenta, además, que la situación no es idéntica en todo el mundo, ya que más de 40 países quedan fuera de esas cifras debido a que no pueden brindarle a su población la cantidad necesaria de alimentos para satisfacer sus necesidades.

Por otro lado, la escasez del agua es un indicador variable que depende de los factores y conceptos que se ponen en juego en cada caso. Según Herrero, lo que siempre se mantiene constante es la desigual distribución que se hace del recurso a nivel homogeneidad, temporalidad y espacio.

Fuente: https://sustentator.com/blog-es/blog/2012/04/12/que-es-la-huella-hidrica/