Las fases de la multiplicación

Las fases de la multiplicación

Si queremos tener éxito en nuestra tarea de multiplicar plantas, es necesario que sigamos algunos pasos. Estos son comunes a los dos tipos de multiplicación, ya sea sexual o asexual.

Multiplicación Jardinería

  • Debemos elegir adecuadamente el material vegetal. Esto significa que hay que considerar la calidad de la planta madre (la que nos dará la semilla o trozo vegetal). Es importante que dediquemos cierto tiempo y esfuerzo a seleccionar minuciosamente el material disponible. Las plantas tienen su estirpe y sólo debemos elegir las formas más selectas y mejores para la multiplicación. Una planta joven tiene mayor capacidad de germinar o echar raíces que una vieja. Por eso, el material vegetal debe ser del año en curso, ya que regenerará más rápido que uno maduro.

 

  • Una vez elegido el material de origen más conveniente, debemos prepararlo para que cuando llegue el momento de la multiplicación posea su máxima capacidad regenerativa. Esto se realiza mediante diferentes técnicas, como podar una parte del material, ponerlo en el agua, o colocarlo en un medio más cálido o frío que el normal.
  • Debemos proporcionarle al material las condiciones propicias para su desarrollo y supervivencia, de manera que tenga una alta capacidad de regeneración. Para lograrlo, debemos ubicarlo en un medio ambiente favorable y de fácil control. Esto significa que debe estar a mano para que se reduzcan las posibilidades de que la planta muera por enfermedad, putrefacción, falta o exceso de humedad o agotamiento de las reservas nutritivas.
  • Es necesario lograr que el material se asiente y se convierta en una nueva planta. Para eso, debemos apartarla del medio o aclimatarla hasta que se convierta en un individuo autónomo que pueda desarrollarse sin dificultad en su hábitat normal, tanto en el interior como en el exterior.
  • Las mezclas de tierra que se utilicen para la propagación asexual deben contener una alta proporción de compost y también de resaca o turba mezclada con arena gruesa o perlita. De este modo se asegura una buena retención de agua y una estructura suelta que favorecerá el fácil crecimiento de las primeras raicillas.

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